FanFiction: You Belong With Me

Bueno chicas, aquí les traigo otro One-Shot que escribí, al fin me salió algo verdaderamente romántico, no saben lo que me costó! No se por qué pero todas mis historias tienden a salir algo.. deprimentes al final, de verdad, no se por qué. Pero bueno, aquí hay una romántica y sin mucho drama.

Me inspiré más que todo en la canción de Taylor Swift, “You belong with me”, realmente hermosa esa canción, como muchas de ella (si tengo una fiebre con esa chica) Espero que les guste y lo disfruten tanto como yo lo hice al momento de escribirlo!

Nos estamos leyendo, ¡besitos! PD: Obviamente los personajes le pertenecen a la escritora Stephanie Meyer, únicamente la trama es mía.

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You belong with me

Bella POV

“Oh vamos Jessica, sabes que eso no es cierto, deberías aprender a conocer cuando uno está bromeando y cuando no” decía Edward, un poco molesto, al teléfono, mientras caminábamos hacia la próxima clase, me miró y rodó los ojos “Ok, está bien, lo siento, nos vemos ahora, si yo también, chao” trancó el teléfono y dio un pesado suspiró. Me pasó un brazo por los hombros, mientras seguíamos caminando en completo silencio hasta que llegamos al salón de literatura. Nos sentamos y al poco rato llegó el profesor y comenzó la clase. Siempre pasaba eso, el peleaba por cualquier tontería con su “Perfecta Novia” y luego no decía más nada por un buen rato, él es así, yo lo sé, yo lo conozco. Y ¿Por qué?, fácil, porque soy su mejor amiga desde que tenemos uso de razón, e igualmente desde que tengo uso de razón he estado enamorada de ese adorable chico que ahora está simulando prestar atención a lo que el profesor McGregor está diciendo.

Las clases terminaron y el se ofreció a llevarme, como todos los días a mi casa, para luego ir a ver su novia, como todos los días. Suspiro profundamente viendo por la ventanilla de su auto, mientras el sube un poco a la música que va sonando.

“¿Y ese suspiro, Bells?” me pregunta desviando un momento sus ojos del camino para echarme una mirada fugaz.

“Nada, sólo estoy algo cansada” mentí, pero ahí está el problema, yo era demasiado mala para decir mentiras y él me conocía muy bien como para saber que no era eso simplemente, me miró nuevamente, enarcando una ceja. “En serio, Edward, estoy bien”

“Bien” dijo y siguió golpeando suavemente el volante con sus dedos al ritmo de la música, cambió y comenzó a sonar una canción de Nirvana “Vaya tenía tiempo que no escuchaba esto”. Yo rodé los ojos, claro, si ella odia esta música y el solo escucha lo que a ella le gusta para complacerla. Reprimí otro suspiro justo cuando llegamos a la puerta de mi casa.

“Gracias Edward” dije antes de abrir la puerta del carro, el me sonrió con su hermosa sonrisa torcida, la cual me quitaba el aliento

“Hey Bells” me dijo tomándome por la muñeca antes que pudiera salir “¿Mañana vas a ir no?” me preguntó serio

“Claro, ahí estaré” le respondí con una pequeña sonrisa, el me sonrió, me soltó y baje del auto. Me despedí con la mano y caminé hacia mi casa. ¿Y que había mañana? El ultimo partido de futbol del campeonato intercolegial de Washington, en el cual Forks High School, iba en primer lugar, invictos. Y yo como costumbre he ido a todos los partidos en los que mi mejor amigo ha participado.

Llegué a la casa y me puse a prepararle la cena a Charlie, como todos los días. Preparé carne asada con arroz y ensalada, serví un plato y lo deje sobre la mesa cubierto mientras mi padre llegaba. Subí a darme una ducha, la cual necesitaba urgentemente para relajar mis músculos y mis pensamientos. Cuando salí fui directamente a mi cuarto, encendí el reproductor y comenzó a sonar Blink 182, sonreí al recordar que ese también era uno de los grupos preferidos de Edward, hice mis deberes y casi cuando terminaba Charlie tocó la puerta, para desearme buenas noches, me acerqué y le di un beso en la mejilla y volví para recoger mis cosas.

Cuando pongo la cabeza sobre la almohada empiezo a recordar todo lo que he pasado con Edward desde que éramos muy pequeños. Siempre hemos compartido sueños y fantasías, tristezas y alegrías, nos hemos tenido en los buenos y los malos momentos, hasta que hace tres años entramos al Instituto y ahí conoció a Jessica. Ella no le cae bien ni siquiera a sus hermanos, Alice le vive diciendo que ella sólo está con él por el simple interés de que es el capitán del equipo de futbol, y que es una estúpida tradición que la jefa de las porrista ande con el, pero Edward no le hace mucho caso, insiste que el la quiere y de lo contrario nadie lo convence. Yo siempre he sido su confidente, y eso no es que me agrade del todo, escuchar lo enamorado que esta de Jessica y de todas las demás cosas que el habla sobre ella, realmente me hace sentir mal. Pero no hay nada que le pueda hacer, ante todo soy su amiga, y eso nada lo cambiaria. Me pregunto que hará ella cuando el se empeñe en ir a Harvard a estudiar medicina y no acepte trasladarse con ella a la universidad de Los Ángeles, donde quiere estudiar modelaje, como si tuviera gran porte para ello, pensé de repente, ¿seguirá con él incondicionalmente?, particularmente no lo creo. Suspiré y me di la vuelta, quedando mirando hacia la pared blanca de mi dormitorio, cerré los ojos con fuerza obligándome a dormir. En algún momento caí en la inconciencia.

En lo que me pareció nada de tiempo empezó a sonar mi despertador, me di la vuelta enrollada en la sábana y lo apagué de un manotazo, me estiré sobre la cama y levanté la vista hacia la ventana, el cielo esta nublado, que raro, pensé irónicamente. Tenía pinta de que iba a hacer mucho frío e iba a llover. Miré el reloj, las 6:30, tenía media hora para quedarme tumbada en la cama todavía. Cerré los ojos de nuevo y me adormité por un momento. Abrí los ojos a las 7:05 am y me levanté con un suspiro. Fui hasta el armario y saqué el primer jean azul claro que encontré y una camiseta blanca con una manzana roja mordida en el centro, busqué mis zapatillas rojas y un cinturón del mismo color, tomé la ropa interior y mi neceser y me fui a dar una ducha. Dios! Como quería quedarme debajo del agua caliente, pero no!, tenía que salir al implacable clima frío de Forks. Salí después de quince minutos, me sequé y vestí dentro del mismo baño. Al mirarme en el espejo entendí el porqué Edward me veía solo como una amiga, delante de Jessica, yo no tenía la más minima oportunidad de ganar. Estaba delgada, con la piel pálida, ojos marrones a pesar de que Edward me decía siempre que eran del color del chocolate, cabello ondeado castaño, nada más común y corriente que eso. Terminé de peinarme justo cuando una corneta llamó mi atención, salí corriendo hacia mi cuarto, tomé mi bolso y bajé las escaleras lo más rápido que pude poniendo cuidado no rodar por ellas, ya que mi torpeza era lo único que no me abandona nunca.

Al salir el flamante volvo plateado de Edward estaba estacionado frente a mi casa, pero para mi sorpresa no estaba mi amigo solo, esta su querida novia, ocupando el lugar que usualmente era mío. Suspiré profundo antes de entrar al auto.

“Buenos días” saludé cuando me senté en el asiento trasero

“Hola Isabella” me saludó Jessica con una falsa sonrisa, a la cual le respondí con una igual

“Hola Bells” me dijo mi amigo sonriéndome de lado, yo le sonreí sin muchas ganas “¿Estas bien?” preguntó viéndome por el retrovisor, yo asentí y le sonreí

“Eddie mi vidita, arranca ya” le dijo Jessica melosamente mientras se pintaba los labios, yo rodé los ojos y me enfurruñé mas cuando empezó a poner música electrónica, como la odiaba y estaba segura que el también, pero, si nuestra acompañante era feliz, todo estaba bien para él. Bufé con ese último pensamiento.

Al llegar al Instituto me bajé rápidamente del auto, cerrando con un portazo. Alice estaba parada justo en la entrada y me veía confusa, luego dirigió la vista hacia el carro y vio que se bajaba Jessica y volvió a mirarme ahora cuestionadora

“Ni me lo preguntes” le dije cuando llegué a su lado, ella solo sacudió la cabeza algo indignada

“Vamos a esperar a Jasper, que ya debe estar por llegar” asentí y me recosté de una de las columnas de la entrada

“¿Estás bien?” me preguntó mi amiga

“Sólo un poco cansada” respondí en un suspiro, ella enarcó una de sus perfectas cejas “Anoche no pude dormir bien, estaba algo... inquieta” ella asintió lentamente y desvió su mirada hacia Edward y Jessica que venían llegando en ese instante.

“Hola Alice” saludó la chica, que venía colgada del brazo de mi mejor amigo

“Jessica” dijo Alice en forma de saludo. Edward suspiró y le dio una mirada reprochadora a su hermana, y ella lo miró desafiante.

“Bueno cariñito, yo ya me voy a clases” dicho eso se acercó a él y le dio un prolongado beso en los labios, el la tomó por los hombros y la separó delicadamente, algo incomodo, el no es de las personas que le gustan dar esos espectáculos, ella debería saberlo.

“Bueno, nos vemos al mediodía para almorzar” dicho esto se fue moviendo exageradamente las caderas haciendo que su falda corta se balanceara de un lado a otro. Instintivamente tomé ambos lados de mi chaqueta gris y me arropé un poco más.

“Pensé que hoy íbamos a almorzar juntos, Edward” le reclamó Alice, entre molesta y decepcionada. “habíamos quedado en eso, ¿o se te olvido?”

“Ay, enana, disculpa, en serio... pero es que ayer discutimos y no quiero hacerla sentir mal de nuevo” dijo él pasándose las manos distraídamente por el cabello. Alice bufó y se cruzó de brazos. Yo, en todo esto, preferí hacerme la desentendida, dirigiendo la mirada hacia el fondo del pasillo. En ese preciso momento llegaron Jasper y Rosalie. El primero le dio un abrazo y un pequeño beso a mi amiga para luego saludarnos y la segunda nos saludó rápidamente y echo a correr ya que sus clases hace un momento habían empezado.

“Bueno, vamos a clases, se nos va a hacer tarde” le dijo Jasper a su novia, quien asintió. Me dio un beso en la mejilla y a Edward le dirigió una mala mirada, para luego irse del brazo de Jazz rumbo a su salón.

“¿Tu también estás molesta?” me preguntó mi amigo mientras caminábamos hacia el laboratorio de biología

“No Edward” le respondí pausadamente “sólo buscas pasar tiempo con tu novia”

“Por eso es que te quiero Bella, tu me entiendes” me abrazo con un brazo. Si, te entiendo tanto que no entiendo que haces con ella, pensé.

La mañana pasó sin ningún inconveniente, vimos nuestras clases de biología y luego de matemáticas. La hora del almuerzo llegó y eso significaba que Edward se iría a almorzar con su novia y el grupo de porristas y jugadores, mientras yo me iría con mis amigos. Caminamos y cuando estábamos casi llegando a la puerta de la cafetería, algo, o mejor dicho alguien, se guindó del cuello de él. Yo rodé los ojos y seguí caminando. Fui hasta la cola de la comida para comprar algo, aunque la verdad no tenía mucho apetito, así que tome una soda de limón y un sandwich. Cuando llegué a la mesa donde estaban sentados Alice, Jasper, Rose, Emmett, Ángela y Ben, vi que mi adorada y pequeña amiga miraba con rabia la mesa de las porristas. Bufé y destapé mi sandwich.

“Es un idiota” rezongó por lo bajo “cómo no puede darse cuenta de lo... zorra... que es esa mujer” Jasper suspiró, Emmett rodó los ojos, Rose negó con la cabeza y Ángela me miraba confusa, yo solamente encogí los hombros. “Y aparte de idiota ciego” dijo y me dio una mirada significativa, bajé la mirada hacia mi almuerzo inmediatamente

“Ya deja de mortificarte por eso, amor” le dijo dulcemente Jasper y luego le dio un beso en la frente, ella le sonrió y se abrazó más a él.

“Bueno, ¿y que vamos a hacer este fin?” preguntó más animada, Rose dejó la revista Vogue que estaba leyendo y le prestó atención.

“Oh por Dios Alice” me quejé “Apenas estamos a miércoles”

“Precisamente” dijo como si eso fuera lo obvio y rodó los ojos “¿Qué les parece si vamos a la playa?” sonrió radiantemente

“Playa, arena, sol... chicas en bikini” dijo soñador Emmett, antes que Rosalie le golpeara por la cabeza “Ouch... está bien, retiro la última parte” dijo sobándose la parte baja de su cabeza

“Me parece buena idea” dijo una sonriente Rosalie. Nunca he entendido como puede ser la única persona que domine de tal forma a una masa humana como Emmett.

“Yo paso” dije por lo bajo

“¿Qué?” preguntó, o más bien, gritó Alice “¿Estás loca Bella? Me puedes decir tus razones CONVINCENTES para que no vayas” dijo a mi lado, con sus manos en la cintura, golpeando el suelo con su pie y con una mirada amenazante.

Me mordí el labio y mi mente empezó rápidamente a buscar una buena excusa. “Tengo que terminar un informe sobre las fases de la mitosis para el próximo martes” Idiota, pensé, esa excusa no iba a convencerla. Ella suspiró y me puso una mano en el hombro

“Búscate una mejor, Swan” dicho esto se volvió a sentar “Entonces bajamos a La Push el sábado en la mañana y subimos el domingo a finales de la tarde” terminó dando saltitos en el asiento.

Suspiré y me dispuse a terminar mi almuerzo en silencio. Sin querer eché una mirada hacia donde estaba sentado Edward, y vi que tenía a Jessica abrazada por la cintura, pero lo que más me llamó la atención fue que ésta tenía su otra mano apoyada en la pierna de Mike. Mi boca se abrió ligeramente antes de que me entrara una inexplicable rabia, bueno, en realidad tenía varios motivos para estar furiosa: 1) Edward estaba enamorado de una idiota, 2) Yo estaba enamorada como una idiota de alguien que nunca me miraría como algo mas y 3) Edward estaba siendo vilmente engañado. Solté el sandwich ya que se me quitó el hambre por completo y me acabé la gaseosa de un solo trago.

Cuando acabó la hora del almuerzo, todo el Instituto estaba más alborotado que antes, si eso era posible, todos corrían y gritaban, rumbo al campo de futbol, yo me retrasé pensando todavía en la opción de dar la vuelta e irme a mi casa para disfrutar una tranquila tarde durmiendo o leyendo algo interesante. Me pareció buena idea, total, yo no hacía falta allí, no se darían ni cuenta ¿o si?. Ay por Dios Bella, quien se va a dar cuenta, pensé sonriendo. Suspiré y di la vuelta hacia la salida del Instituto.

“¿A dónde vas?” escuché al tiempo que alguien me tomaba del brazo. Di la vuelta y me encontré con los bellísimos ojos verdes de mi amigo, que me veían entre curiosos y ¿tristes?, no Bella, estas de broma, pensé. Suspire. “¿No pensabas irte a casa, cierto?” me mordí el labio inferior y desvié la mirada “Lo prometiste, siempre me acompañas en los juegos, eres mi amuleto de buena suerte, Bells” me dijo acercándose un poco. Volví a suspirar resignada
“Ya deberías estar en los vestidores, capitán” le bromeé mientras caminaba arrastrada por su brazo el cual había pasado por encima de mis hombros

“Lo estaría si mi mejor amiga no hubiese intentado escabullirse del partido” dijo con una sonrisa bailándole en sus labios, yo bajé la mirada y me sonrojé ligeramente “Tonta Bella” dijo antes de apretarme un poco más contra el “Bueno, aquí llego yo, y no intentes de nuevo escaparte” me dijo mientras se detenía frente a la puerta de los vestidores

“Lo prometo” dije alzando la mano derecha, el se rió y entró. Caminé hacia las gradas y vi a los chicos sentados allí, al verme Alice empezó a mover los brazos frenéticamente, caminé hasta ellos y me senté

“¿Dónde estabas?” me preguntó Alice

“En el baño” mentí y al parecer se lo creyó.

El partido comenzó y transcurrió tranquilamente. A los chicos le fue bastante fácil vencer a su adversario y culminaron triunfante, otra victoria más para los Espartanos. En la parte baja de las gradas las porristas, lideradas por Jessica, no dejaban de lanzarle porras, y otras cosas, a los jugadores. En el momento que Jessica se acercó a Edward y se le guindó al cuello enroscando sus piernas por su cintura, dejé de mirar, tampoco es que me catalogaba de masoquista. Bajé con los chicos y esperamos afuera a que saliera Edward para felicitarlo por su excelente juego. Al salir todos lo felicitaron con abrazos y las chicas con un beso. El me vio y me sonrió

“Te quedaste” me dijo emocionado

“Te lo prometí ¿no?” lo abracé y le di un beso en la mejilla “Felicitaciones, muy buen juego” dije todavía abrazándolo, olía tan bien, recién bañado y con esa loción que podía nublarme completamente los sentidos. Cuando me separé el me sonreía y Alice nos miraba al uno y al otro continuamente.

“Eddie, mi vida, ya vámonos” llegó la estridente voz de Jessica, tomándolo del brazo y alejándolo completamente de mi, dejándome vacía de nuevo, le sonreí a mi amigo

“¿Vienes?” preguntó, yo le negué con la cabeza “Bells”

“Sabes que no es lo mío, Edward” el torció la boca, sabía muy bien que siempre le decía lo mismo cada vez que me invitaba a una de las fiestas después de los partidos, pero como que nunca se cansaba de seguir intentado que fuera. Suspiró rendido, me dio un beso en la frente y desapareció junto con su novia.

---------------- Semanas después -----------------

Estaba sentada en mi escritorio, haciendo un informe sobre la literatura contemporánea que tenía que entregar la semana entrante cuando sonó mi teléfono, indicando que me había llegado un mensaje. Abrí la tapa y leí

“Bells, necesito hablar contigo, podemos vernos en el parque?”

Era Edward, que le habrá pasado, me pregunté. Escribí un OK, y fui a colocarme los zapatos y tomar un abrigo. El parque donde solíamos pasar tiempo estaba a pocas cuadras de mi casa. Caminé lo más rápido que pude. Tenía ganas de verlo, hacía un tiempo que no habíamos podido vernos o hablar, últimamente Jessica lo ocupaba todo el santo día. Al verme llegar se levantó del banco donde estaba sentado y camino hacia mi, estaba vestido con unos jeans desgastados y una camisa blanca manga larga doblada hasta sus codos, se veía espectacular. Cuando llegó a mí, me abrazó fuerte y hundió su cabeza en mi cuello, le froté la espalda un rato

“¿Qué pasó Edward?” le pregunté bajito, el alzó la vista y se notaba triste y decepcionado.

“Jessica” dijo cerrando los ojos “terminé con ella” concluyó. Lo miré sin decir nada, sólo le acaricie la mejilla. El cerró los ojos y apoyó su cara contra la palma de mi mano y suspiró profundo. Ese simple gesto hizo que mis piernas temblaran. No quise preguntarle las razones, creo saberlas de sobra, y no iba a hacerle pasar ese mal rato.

Estuvimos hablando un rato, caminando por las calle bromeando, riéndonos de cualquier cosa. Era tan fácil estar así con él. Es así como debería ser siempre, se sentía tan bien estando juntos, comiendo lo que nos gustaba y escuchando la música de nuestros cantantes preferidos.

“Bells, ya es casi media noche, deberíamos volver, o Charlie me va a esperar con el rifle cargado” bromeó

“Charlie no está, tiene guardia hoy, así que no hay ningún rifle esperándote en la puerta” El rió y me abrazó

Caminamos hasta la casa de vuelta, al llegar me acompaño hasta la puerta,

“Gracias Bella, no se que hubiera hecho sin ti” le sonreí

“Para eso estamos los amigos, Edward” eso me dolió mucho decirlo, pero así era, amigos simplemente amigos. Me dio un beso en la frente y entré a la casa, cerré la puerta y me recosté de ella, respirando hondo.

Edward POV

No podía creer lo que habían visto mis ojos, Jessica y Mike besándose, recostado de los armarios del vestidor. ¿Es que no tenían vergüenza ni respeto? ¿Qué clase de idiota he sido que no me di cuenta de la clase de persona que era mi novia? Como es cierto eso que dicen que uno nunca llega a conocer a las personas completamente. Tenía más de dos años compartiendo mi vida con Jessica Stanley, sabía que no era una persona perfecta, al fin y al cabo, todos somos humanos y tenemos defectos. Pero nunca creí que de ella me engañara de esa manera, tan descaradamente, y con Mike Newton!! Yo la amaba, porque lo hacía ¿no?, creo que si. Ahora ya no puedo estar seguro de nada ni de nadie, salvo de una sola persona. Tomé mi teléfono y le escribí un mensaje

“Bells, necesito hablar contigo, ¿podemos vernos en el parque?”

Me comencé a vestir, ligando que me dijera que si, ligando que no tuviera algún plan, que no tuviera ninguna cita. Ese último pensamiento me hizo sentir extraño. No, si ella tuviera a alguien, ya me hubiera dicho. Si, Idiota, como has pasado tanto tiempo con ella últimamente, me dijo mi molesta conciencia, pero era cierto, había dejado de lado a mis amigos por pasar más tiempo con mi novia, vaya pérdida de tiempo! Cuando me estaba terminando de calzar los zapatos, mi celular sonó, me había contestado. “OK” decía, suspiré de alivio.

Conduje hacia el parque donde solíamos vernos, el cual quedaba cerca de su casa. Al llegar no la vi, me senté en uno de los bancos a esperarla. Al poco tiempo apareció. Estaba vestida con un jeans y un sweater verde oscuro, calzando sus tradicionales zapatillas deportivas blancas. Por impulso me paré y caminé hacia ella, cuando la tuve frente a mi la abracé fuertemente, sólo con ella podía demostrar todo lo vulnerable que me sentía. Enterré mi cara en el hueco que había entre su cuello y su hombro. Al rato sus manos comenzaron a deslizarse por mi espalda, reconfortándome.

“¿Qué pasó Edward?” me preguntó bajito, alce la vista hacia su rostro, me sentía triste, engañado, decepcionado

“Jessica” dije cerrando los ojos “terminé con ella”. Ella me miró sin decir nada, únicamente me acarició la mejilla con su mano, la cual se sintió completamente cálida y suave, cerré los ojos de nuevo y apoyé mi cara contra su mano, suspirando profundo, dejándome llevar por la sensación. Bella siempre era tan dulce, tan humana, tan amorosa, bendito sea quien pueda ganarse su corazón, y más le vale que lo cuide, de ser posible me gustaría ser yo quien lo haga. Ese pensamiento me sorprendió pero no dije nada. Ella no preguntó las razones, solo estuvo allí para mí, para brindarme su cariño y su comprensión

Nos pusimos a hablar por un rato, fuimos andando por las calles cercanas, riéndonos de las cosas más tontas, pero así éramos nosotros y de verdad que extrañé esto. No recordaba lo fácil y cómodo que era estar con ella. Ella me complementaba de cierta forma, y ahora me di cuenta de lo que la extrañé en realidad. Se sentía bien estar a su lado.

“Bells, ya es casi media noche, deberíamos volver, o Charlie me va a esperar con el rifle cargado” bromeé viendo que iba a ser cerca de media noche

“Charlie no está, tiene guardia hoy, así que no hay ningún rifle esperándote en la puerta” reí con ella y la abracé, no me gustaba que Charlie la dejara sola, pero que se le hace, el deber manda, y ella conociéndola no iba a aceptar sentirse vulnerable, ella era fuerte y segura. Caminamos de vuelta a su casa y la acompañe hasta la puerta. No quería dejarla, con ella me sentía en paz y puedo decir que llegaba a olvidar lo acontecido con Jessica

“Gracias Bella, no se que hubiera hecho sin ti” me sonrió

“Para eso estamos los amigos, Edward” claro, para eso estamos, debería aprender de ella, aunque se sentía extraño eso, amigos, solo amigos, no se porqué pero por un momento llegué a pensar que ella era mucho mas que eso para mi. Le di un beso en la frente y entró a su casa. Caminé despacio hasta mi carro, el cual había estacionado cerca del parque y manejé mas tranquilo hacia la casa. Al llegar las luces estaban apagadas, entre en silencio y subí hasta mi cuarto, me saqué la ropa y me lance en boxers a mi cama. Me sentía tranquilo, diferente, presentía que todo esto iba a traer algo bueno, mi vida iba a cambiar, eso sentía. Cerré los ojos y caí en un profundo sueño.

Habían ya pasado varias semanas desde que había terminado con Jessica, ella me ha buscado, me ha rogado, pero, no gracias, ahorita me encuentro extremadamente bien como estoy, me siento libre en una sola palabra. He recuperado el tiempo perdido con mis amigos, mi familia y con Bella, con la cual ahora paso la mayor parte del tiempo.

Hoy es el día del baile de promoción, al fin se acababan las clases, y nos venía unas fantásticas vacaciones por el caribe, gracias a mis padres. Yo iba a ir al baile con Bella, a quien mas podría llevar, bueno, en realidad podría llevar a cualquiera, pero no, yo quería ir con mi mejor amiga, con mi eterna compañera, porque así la veía yo, aunque siempre tenia la certeza que cualquiera podría venir, conquistarla y apartarla de mi lado, pero por el momento, no era así.

Me estacioné frente a su casa y bajé, toqué el timbre, y poco al poco tiempo Charlie me abrió la puerta sonriente

“Edward, hijo, ¿Cómo estas?” me dijo amablemente

“Bien gracias, Jefe”. Se apartó para que entrara a la casa

“Bella no tarda en bajar, ven vamos a sentarnos mientras tanto, están pasando el juego” rió, haciéndome sonreír a mi, y lo acompañé hasta la sala donde nos pusimos a ver el canal deportivo

“Bueno, ¿vas a ver al juego o prefieres ir a la fiesta?” dijo Bella suavemente, de pronto tras nosotros, me paré y volteé, estaba absolutamente hermosa, no es que no lo fuera, siempre lo ha sido, así ella diga lo contrario, pero hoy estaba deslumbrante. Ella se me quedó mirando fijamente

“Wow, estas...” la señalé con mi mano “...realmente hermosa” terminé y ella se sonrojó. Llevaba un hermoso vestido azul intenso, el cual se pegaba a su cuerpo hasta la cadera y después caía suelto hasta sus rodillas, con unas sandalias negras, ni muy altas ni muy bajas, en su mano llevaba un delicado abrigo negro y su cabello estaba arreglado en delicadas ondas que caían libremente por su espalda. Llevaba poco maquillaje, sólo sombra azul, delineador, mascara de pestaña la cual hacía resaltar sus ojos y un poco de brillo en los labios.

“Vaya, hija” dijo Charlie sonriendo “Edward, te voy a encargar que le espantes todos los cuervos que van a estar rondándola esta noche” en ese momento el sonrojo de Bella era envidiable por las propias manzanas.

“Eso téngalo por seguro, Jefe” OK, Edward Cullen, ¿de donde salió eso?, pensé al instante, y sacudí la cabeza

“Papá!” reclamó Bella rodando los ojos y luego me miró “¿Nos vamos?” asentí. Nos despedimos de su padre y nos fuimos hasta el Instituto, ya que el baile se celebraría en el gimnasio de éste.

Bella POV

Estaba esperando que llegara Edward a buscarme, no podía creerlo, iba a ir con el al baile de fin de curso, aunque claro, como amigos. Suspiré mientras me terminaba de abrochar las sandalias y escuché el timbre, mi corazón empezó a latir desenfrenadamente, como si tuviera unas alas de colibrí dentro del pecho. Respiré profundo y tomé mi abrigo negro. Baje cuidadosamente las escaleras y caminé hacia la sala. Edward y mi padre estaban sentados en los sillones viendo el partido de futbol. sonreí, todos los hombres son iguales.

“Bueno, ¿vas a ver al juego o prefieres ir a la fiesta?” dije suavemente desde el marco que dividía la sala con el pasillo de la entrada. Edward se levantó y giró hacia mí. En ese momento me le quedé viendo, estaba sin aliento. ¡Dios Mio! Cómo podía ser tan hermoso, era todo un Dios Griego, vestido con ese traje negro a juego con la corbata y la camisa blanca, tan perfecto. Tuve que recordarme como respirar o iba a empezar a hiperventilar ahí mismo.

“Wow, estas...” me señaló con su mano “...realmente hermosa” en ese momento sentí mis mejillas calientes, otra vez me había sonrojado.

“Vaya, hija” dijo mi padre sonriendo “Edward, te voy a encargar que le espantes todos los cuervos que van a estar rondándola esta noche” ok, si antes me había sonrojado, ahora estaba de un color que de seguro las manzanas o los tomates envidiarían.

“Eso téngalo por seguro, Jefe” ok Bella, respira, a ver inhala y luego exhala, ¿de donde había venido ese comentario de mi mejor amigo?

Esto era suficiente “¡Papá!” le reclame rodando los ojos y luego miré a Edward “¿Nos vamos?” repregunté y el solo asintió.

Nos despedimos de Charlie y salimos, me monté en su carro y en menos de media hora ya estábamos en el gimnasio del Instituto, donde se celebraría el baile. Edward se estacionó y salio del auto, me abrió la puerta sonriendo y extendió la mano para ayudarme a bajar. Al tocarlo se extendió por mi cuerpo miles de descargas eléctricas, cosa que siempre me pasaba con el contacto de su piel, pero esta vez fue más intenso. Le sonreí y comenzamos a caminar hacia el salón, con las miradas de muchas puestas en el con deseo y en mi con odio. Sonreí muy pegada a mi, tenía a mi lado al mejor chico de todo el mundo, en todos los aspectos, así sea como mejor amigo.

Al entrar me quedé pasmada de ver como estaba arreglado el salón, había luces de colores por todos lados, una gran pista de baile y música sonando a todo volumen. En la pista estaban bailando gracilmente Jasper con Alice y Emmett con Rosalie, los saludamos con la mano y Alice me dio una gran sonrisa, que le devolví gustosa. Estuvimos un rato conversando con Ángela y Ben, hasta que Edward se acercó y me susurró

“¿Te gustaría salir y tomar un poco de aire fresco?” me dijo al oído, me hizo estremecer, le sonreí y asentí. Me tomó de la mano y se abrió paso entre la gente. Llegamos a una especie de terraza improvisada que daba a un jardín artificial, no se veía mal. Aun se escuchaba la música lo suficientemente alta como para hablar sin gritar. “Wow, eso esta realmente animado allá dentro”

“Si, como que se la están pasando muy bien” dije riendo, el se me quedó viendo fijamente “¿Qué?” le pregunté y el sonrió de lado.

“¿Bailarías esta pieza conmigo?” me dijo lentamente

“Edward, yo no se bailar” le dije sonrojada.

“Hum” dijo mirándome con los ojos brillosos “Creo que si sabes bailar, conmigo” dijo tomándome de la mano y acercándome a él, pasó su otra mano alrededor de mi cintura y me alzó un poco, colocándome sobre sus zapatos

“¡Edward!” reí, me sentía realmente tonta bailando así “Me siento como si tuviera cinco años” el rió conmigo y empezó a moverse al ritmo de la música, la cual ahora era suave.

“Creo que empiezo a entender el por qué Alice me decía siempre que era un ciego y un idiota” dijo suavemente, haciendo que clavara mis ojos en los suyos “Eres hermosa” me dijo en un susurro, mi corazón dio un vuelco inesperado y solo pude sonreírle “Realmente hermosa, ¿Cómo no me había fijado en eso antes?” y con eso yo ya estaba volando fuera de este mundo. Dejó mi mano caer en su hombro y con la mano que soltó me acarició la mejilla con una delicadeza propia de los dioses. Cerré los ojos momentáneamente, hasta que sentí que con su pulgar acariciaba mis labios. Cuando abrí los ojos lo tenía muy, muy cerca de mí. “Sabes Bella, me he dado cuenta que durante todo este tiempo yo solamente he pertenecido a un solo lugar, y ese lugar es donde estás tu”.

“Edward...” no me dejó terminar ya que sus labios silenciaron los míos con el más cálido, amoroso y apasionado beso que podía existir. Inmediatamente le correspondí, pasé mis brazos por su cuello y el me rodeó la cintura con los suyos. Cuando nos faltó el aire nos separamos, respirando agitadamente, con las sensaciones a flor de piel. El apoyó su frente sobre la mía, sin soltar su agarre de mi cintura.

“Bella” respiró un poco más hondo “Bella, creo que te amo” lo miré fijamente “No, no creo, estoy completamente seguro. Te amo, Isabella Marie Swan” y me volvió a besar suavemente, yo subí mis manos y empecé a acariciarle el cabello, el gimió en mi boca, haciendo que las rodillas me fallaran. Me separé de el lentamente, el frunció el ceño.

“Edward” le dije acariciando su mejilla “Yo te pertenezco, siempre lo he hecho y tu me perteneces, siempre lo has hecho” le dije en un susurro

“Por siempre y para siempre” me respondió y me volvió a besar.

Mi historia de amor estaba comenzando y yo me iba a asegurar de que nunca, nunca acabara. Conocía a ese hombre como la palma de mi mano de eso estaba segura, pero más segura estaba del hecho de que lo amaba con todo mi corazón, más que a mi propia vida.